Bruxismo infantil y qué hacer si mi hijo aprieta los dientes
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Bruxismo infantil y qué hacer si mi hijo aprieta los dientes

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Bruxismo infantil y qué hacer si mi hijo aprieta los dientes

Este mes de mayo es nuestro mes del bruxismo. Es un problema más común de lo que nos pensamos ya que del 70% de la población española lo padece. Pero en este post nos vamos a centrar más en el caso de los más pequeños, el bruxismo infantil.

El bruxismo es el hábito de apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria y que se produce con mayor frecuencia en niños. El bruxismo se suele dar por la noche, en la primera parte del sueño de los niños. Su frecuencia es cada vez más elevada y predomina entre los niños de 6 a 10 años de edad, una época que coincide con la caída de los dientes de leche y la eclosión de los dientes definitivos.

Causas del bruxismo

Además del proceso de dentición, existen algunas razones de tipo emocional por las que nuestro hijo puede estar rechinando los dientes.

Principalmente existen dos tipos de causas que puedan provocar esta patología:

  • Causas psicológicas: El estrés es una de las más habituales y está relacionada con una carga de trabajo excesiva en el colegio, la separación de los padres, un posible bullying, mudanzas, hiperactividad, el nacimiento de un hermano, y otros cambios en su vida. Las alteraciones del sueño también influyen.
  • Causas físicas: los dolores de cabeza, el dolor de oídos (que se puede confundir con las comunes otitis infantiles), la aparición de nuevos dientes, caída de los dientes de leche que dan nueva forma a la estructura bucal, o una mala posición de los dientes que interfiera en la forma de cerrar la mandíbula.

Tratamiento del bruxismo infantil

El tratamiento para corregir el bruxismo solo será necesario cuando este no desaparezca por sí solo, y/o produzca un desgaste dentario muy excesivo o dolores en la mandíbula, cabeza, cuello u oídos. El bruxismo infantil desaparece espontáneamente con la aparición de los dientes definitivos. Pero, obviamente, no ocurrirá lo mismo si los factores que lo provocan son psicológicos o físicos.

Como padres, lo que podemos hacer para que esta patología desaparezca es tratar que nuestro hijo se relaje antes de irnos a la cama. Podemos optar por un baño relajante por la noche, leer un cuento o escuchar música relajada. No utilizar dispositivos digitales las dos horas previas a dormir o evitar las cenas pesadas también ayuda.

Si con estos consejos el problema no desaparece, será el ortodoncista o el odontopediatra el que valore si hay que tratarlo. El tratamiento dependerá del caso. Normalmente si el niño es muy pequeño se le puede colocar una especie de plaquita de plástico que recubra los dientes superiores para que no se desgasten si se aprietan o rechinan. Estas férulas, por una parte disminuyen las fuerzas parafuncionales y, por otra, distribuyen dichas fuerzas, con lo que se protege el sistema masticatorio y reduce la carga en la articulación temporomandibular.

Si el problema persiste más adelante, se puede plantear un tratamiento de ortodoncia para mejorar la oclusión. Igualmente recomendamos hacer una primera visita al ortodoncista a los 6 años para detectar de manera precoz alguna patología y también es importante hacer un seguimiento y estar atentos a la salud bucodental de nuestros hijos.